En mi recorrido por el pasillo de los acusados,
un fuerte
sentimiento asfixia mi pecho por no aceptar que te he perdido,
estando en mi
juicio escucho todos mis cargos,
sé que soy culpable y que sobre mi será la
sentencia por ser cómplice en este amor prohibido,
mi alegato, fui presa de la más
pasional tentación que ser humano pueda resistir,
sus besos me cegaron,
su olor
me hacía volar sin pensar en consecuencia,
entre su brazos el tiempo no
existía,
a su cuerpo adicto me hice,
imposible no soñar con acariciar sus
cadera,
perderme en su cuello y soñar con su piel, era mi constante proceder,
sé
que por todo esto soy culpable y mi condena asumiré, vivir atado a tu
recuerdo con interminables pensamientos de ti,
y en medio de la noche despertar
preso a un sentimiento ajeno,
rodeado de barrotes de lágrimas imposible de
destruir,
un grillete en mi cuello con tu nombre llevo,
que me recuerda el
pecado cometido,
tengo miedo, porque se que mi sentencia será eterna.